“Invertimos en tecnología e innovación porque los clientes lo perciben, lo esperan y algunos ya lo exigen”

Qué mejor manera de celebrar el Legal Tech Day que disfrutamos ayer martes 29 que publicando esta conversación con Santiago Mediano, Presidente y Socio Fundador de la firma Santiago Mediano Abogados (uno de los despachos que participó activamente en el mencionado evento) y que además preside la Sección de Robótica, Inteligencia Artificial y Realidad Virtual y Aumentada del Colegio de la Abogacía de Madrid. Este abogado experto además en propiedad intelectual y derecho de la competencia actualmente está leyendo la novela “El señor Wilder y yo”, de Jonathan Coe, aunque últimamente consume más ensayo y poesía. Quisimos saber cómo ha sido el proceso de transformación en su firma (y no sólo la digital) con un jurista que se confiesa adicto a la música (de hecho, toca la trompeta), y a quien le encanta el ajedrez. Y ya te adelantamos que en ningún momento se enrocó.

Santiago, hemos merodeado por vuestra web y leemos lo siguiente: “Nuestros procesos están basados en tecnología”. También comprobamos que trabajéis sectores como los de robótica, inteligencia artificial y derecho TIC. ¿Cómo es vuestra relación como juristas con ese tipo de clientes? ¿Es imprescindible dominar el tipo de lenguaje que emplean los profesionales de esas empresas?

Es imprescindible hablar y entender el idioma que utilizan todas las empresas, y estas no son una excepción. Cierto es que este idioma nos resulta particularmente complejo, y también lo es que hemos invertido mucho esfuerzo en comprender, en la medida de lo posible para un jurista, no sólo el funcionamiento y la base tecnológica de las herramientas disruptivas sino los problemas específicos que plantean en la sociedad actualmente y en un futuro muy próximo.

¿Crees que un abogado debe aprender a programar? O en el peor de los casos, ¿debe saber ‘chapurrear’ los lenguajes de programación para hacerse entender con los perfiles techies?

Sin duda alguna, hay abogadas y abogados que deben aprender a programar. Va a ser imprescindible para profesionales que quieran dedicarse a ciertas materias; aprenderlo, pero sobre todo comprenderlo. Aunque resulte muy evidente, un algoritmo es una sucesión de pasos y una previsión de cómo se debe comportar un sistema para realizar una tarea o alcanzar un resultado. Y si uno lo piensa fríamente, un contrato es eso mismo, un contrato no dejar de ser un programa. De forma y manera que un programa jurídico, un programa social como es un contrato siempre puede llevarse en última instancia a un algoritmo tecnológico, y por lo tanto la relación entre los contratos y el software va a ser cada día más evidente. No sólo en los smart contracts y en la cadena de bloques sino a un nivel mucho más extenso. Creo que el contrato en formato papel está llamado a desaparecer y a no mucho tardar. Aún así tendremos el contrato reflejado en un documento, en una pantalla, que simula un papel, pero incluso esto también va a desaparecer. Los contratos serán algoritmos jurídico sociales llevados a un algoritmo tecnológico.

Estás describiendo, además, un escenario ideal para la gestión del ciclo de vida de los contratos…

Se automatizan los cumplimientos, y también las soluciones alternativas a esos cumplimientos. En un contrato llevado a una tecnología se puede programar que sucede ante el incumplimiento y que ese mecanismo de curación de un incumplimiento se aplique también de forma automática. Si eso fuese así, se produciría un gran alivio en los tribunales.

«Creo que el contrato en formato papel está llamado a desaparecer y a no mucho tardar. Los contratos serán algoritmos jurídico sociales llevados a un algoritmo tecnológico»

Eres Presidente desde 2017de la Sección de Robótica, Inteligencia Artificial y Realidad Virtual y Aumentada en el Colegio de la Abogacía de Madrid. ¿Cuál ha sido el impacto de esta Sección entre tus compañeros?

Esta Sección ha sido recibida con gran entusiasmo hasta el punto de poder decir que estamos muy orgullosos de que ha sido replicada en otros Colegios de Abogados. Creemos que estamos haciendo una labor interesante de formación a la abogacía madrileña sobre estas materias, pero también de conexión de los operadores del mercado tecnológico y de otros sujetos interesados o concernidos en la tecnología, como puede ser la Dirección General de Tráfico, la Secretaria de Estado de Inteligencia Artificial o investigadores científicos como Rafael Yuste y todo su trabajo sobre la protección de los llamados neuroderechos. Modestamente, con los recursos que tenemos, estamos intentando adelantar un poco el reloj y por una vez que la abogacía y la normativa intenten proyectarse hacia el futuro e idear solucionas a problemas que se plantean y que ya sabemos que se van a plantear.

Como has hablado de realidad virtual y aumentada no puede contenerme y te pregunto sobre el metaverso. ¿Crees que es una oportunidad cercana? ¿En qué estado esta la regulación sobre este fenómeno?

No hay una regulación específica pero sí que es una fuente de oportunidades para la abogacía en el sentido de que es también una fuente de oportunidades para la humanidad. Pero también es una fuente de enormes riesgos. El metaverso va a ser una disrupción, un intento de duplicar la propia realidad; mejor dicho, de multiplicarla, porque no va a haber un metaverso, habrá muchos metaversos. Va a traer enormes oportunidades, a nivel comercial, a nivel de relaciones, a nivel de comunicación, pero también grandísimos riesgos que hay que prever. El derecho está basado en el concepto de soberanía, el legislador legisla para que sus leyes sean aplicadas en un determinado territorio pero el metaverso no es un territorio. Vamos a tener que idear una solución para saber qué leyes se aplican a cada situación en un lugar que por definición no tiene ubicación en el espacio, porque es el ciberespacio. Esto es de una gran complejidad y exige una reflexión importante porque si no se van a multiplicar los conflictos: el metaverso no va a entender de fronteras.

Nos parece muy relevante que la directora general de la firma que presides sea una gran experta en gestión del conocimiento, que no es sólo donde está el tesoro más preciado de cualquier despacho sino que es una materia muy vinculada a la tecnología.

Vanessa Redondo, entre sus muchas cualidades positivas, tiene esta capacidad. Desde el primer día de su incorporación se implicó en la transformación digital del despacho. Nuestra experiencia es que la transformación digital ha venido acompañada de otras muchas transformaciones, algunas tan evidentes como la transformación del uso del espacio de trabajo, y en un entorno en el que el trabajo se hace cada vez más de una forma deslocalizada, la oportunidad de convertir ese espacio en un lugar de encuentro más que en un lugar de trabajo. Por otro lado, los socios y responsables de área hemos recibido formación en nuevo liderazgo, igualdad de género y otras cuestiones de máxima relevancia.

«No hay una regulación específica sobre el metaverso pero sí que es una fuente de oportunidades para la abogacía pero también es una fuente de enormes riesgos»

Pero volviendo al tema de gestión del conocimiento, entendemos que dado el perfil de la directora general el equipo es plenamente consciente de la importancia de esta materia: por ejemplo, a nivel de ciberseguridad.

Sin duda es así. Vanessa Redondo ha contribuido enormemente a expandir esa cultura y de hecho una de las primeras cosas que abordó fue precisamente el llevar la seguridad de nuestros sistemas hasta los máximos estándares de protección. Y con una peculiaridad: uno de nuestros clientes más importantes, una gran multinacional, nos hizo una auditoría de seguridad de la cual dependía seguir trabajando con nosotros, y la pasamos de forma sobresaliente.

Vanessa Redondo, Directora General de Santiago Mediano Abogados, en el Legal Tech Day

Antes ya has avanzado ideas de la siguiente cuestión, que es el liderazgo que debe existir en toda transformación. De acuerdo que el liderazgo no es sólo cosa de uno, pero siempre debe haber un buque insignia que motive, incentive, dé ejemplo. ¿Cómo has gestionado todo esto: con mano dura o guante de seda?

La mano dura nunca ha hecho falta, pero sí es verdad que no todas las personas tenemos las mismas zonas de confort. Ha habido profesionales que han necesitado más ayuda para salir de esa zona cómoda y hay otras que lo han hecho con mucho más entusiasmo. En cualquier caso, la gestión se ha hecho a base de adquirir conocimientos, de comprender que hay diferentes tipos de liderazgo: ninguno es mejor que el otro y hay que aplicarlos en diferentes situaciones. Este programa nis ha permitido alcanzar el actual grado de transformación no sólo digital sino en muchos otros ámbitos.

Habéis invertido muchos recursos, y no sólo económicos, en vuestra estrategia de innovación, y en desarrollos tecnológicos. Toda esta inversión, ¿cómo la percibe el cliente? En todo caso, ¿veis un retorno claro y medible?

El cliente la percibe, el cliente la espera y algunos clientes ya le exigen. Hay proyectos con clientes que jamás podríamos haber abordado si no fuera por la tecnología. No sólo se trata de estar acompasado al ritmo de los tiempos. En el despacho actualmente gestionamos miles de procedimientos judiciales con equipos que nuestros honorarios sean competitivos. Pero además ayudan en la mejora de calidad, en la optimización de la gestión del tiempo y de los recursos. Y los clientes muchas veces te lo ponen como requisito. No sólo hay que estar preparados tecnológicamente, además hay que tener una tecnología que sea flexible, de modo y manera que la interacción entre las herramientas del despacho y las del propio cliente también funcione. Cuando hacemos el delivery al cliente, cuando le entregamos el fruto de nuestro trabajo, el cliente espera que e haga de una forma que lo pueda absorber con sus recursos tecnológicos sin mayores complejidades. Al seleccionar las herramientas hay que tener en cuenta este factor.

Un despacho no sólo debe ser prestador de servicios legales sino partner de su cliente en su propia transformación…

No somos una compañía tecnológica, somos un despacho de abogados, pero nos hemos encontrado en el camino con tecnológicas cuyas herramientas nos parecen particularmente interesantes para nosotros y para nuestros clientes, y estos a veces nos piden consejo, les ponemos en contacto y sobre todo les acompañamos en ese proceso porque tenemos profesionales específicamente formados, por ejemplo, en cómo se puede programar la generación de documentos o la lectura y análisis de miles de resoluciones judiciales. Estamos acompañando al cliente y dándole un servicio no sólo jurídico sino en ocasiones que raya en la propia consultoría cuando adquieren herramientas que no son nuestras pero que conocemos perfectamente.

Te hago la misma pregunta al revés: ¿Crees que las legaltech son un puente hacia la transformación digital de los despachos? En vuestro caso, ¿tenéis proveedores legaltech o más bien partners legaltech?

Las legaltech pueden ser un partner, todo depende de su actitud y de la de quien recibe esa tecnología. En nuestro caso, tenemos importantes acuerdos de partnersship con compañías de tecnología legal. En ocasiones, pueden ser un mero proveedor; por ejemplo, cuando integras una herramienta muy estandarizada en un proceso más complejo. Pero tenemos un camino recorrido con varias de estas empresas y ya somos capaces de distinguir quién tiene la actitud de convertirse en tu partner y quién quiere ser simplemente tu proveedor, aunque utilice otras palabras y al final está pensando más en una factura que en un proyecto exitoso.

Se confirma que la abogacía debe saber comunicar y vender servicios legales y también saber contratar tecnología legal, para lo cual es imprescindible conocer el mercado legaltech…

La abogacía siempre es observada como un grupo de profesionales conservadores pero lo cierto es que nos estamos transformando. Ya somos capaces de integrarnos en los equipos comerciales, legales y de producción de nuestros clientes; solucionamos problemas pero también los anticipamos; y desde luego nos podemos adaptar a lo que exigen estos nuevos tiempos. El que no lo haga, está llamado a desaparecer.

Hemos hablado de personas, de procesos y ahora toca comentar un caso real de uso de tecnología en vuestro despacho. En concreto, de Matilda, el RPA muy enfocado a la gestión de litigios que automatiza la gestión de notificaciones judiciales. ¿Qué sentido tiene Matilda en vuestra firma?

Matilda es uno de los principales miembros del equipo de litigios. Me parece muy positivo que EMC Soluciones Legaltech haya puesto a esta herramienta un nombre de mujer y no haya empleado una nomenclatura tecnológica. Este detalle refleja la visión de quien tuvo esta idea y de quien la ha llevado a cabo con un proyecto empresarial. Matilda se convierte, cuando has culminado el proceso de integrar esa tecnología en tu día a día, en uno de más del equipo. Es uno de los principales casos de éxito en Santiago Mediano Abogados, y nos permite ser capaces de gestionar actualmente más de 15.000 pleitos con un equipo de cuatro personas.

«La abogacía siempre es observada como un grupo de profesionales conservadores pero lo cierto es que nos estamos transformando»

Y esas personas que mencionas, ¿cómo se han adaptado al «fichaje» de Matilda?

Con mucho esfuerzo. En ocasiones ha sido un proceso muy duro. Pero tengo que decir que cuando el proceso se ha complicado el equipo de EMC se ha crecido, no se ha venido abajo ha sido muy creativo y ha encontrado soluciones. No ha sido fácil ni para EMC ni para nosotros porque ha exigido mucha dedicación y paciencia y mucha compenetración, hasta el punto de que tras este largo y arduo camino ya son nuestros amigos. Pero ha merecido la pena y sólo puedo hablar positivamente de Matilda y del equipo de gestión de EMC.

En concreto, ¿cómo ha sido esa fase de pintar los procesos en los que interviene Matilda? ¿Los teníais perfectamente mapeados? ¿La experiencia de Matilda os ha ayudado?

Nosotros ya teníamos hechos nuestros propios diagramas de flujo porque los aplicábamos antes de la llegada de Matilda. Pero es cierto que el proceso de integración de este RPA nos ha llevado a revisar la eficiencia de nuestros flujos y a mejorarlos. Ha sido un proceso bidireccional: no sólo nuestros flujos han sido trasladados a Matilda sino que Matilda ha sido para nosotros un espejo formidable para saber dónde podíamos mejorar. Por otro lado, debo decir que esta aplicación no ha pasado desapercibida en órganos jurisdiccionales y ha recibido valoraciones positivas.

«Matilda, el RPA de EMC Soluciones Legaltech, es uno de los principales casos de éxito en nuestra firma, y nos permite ser capaces de gestionar actualmente más de 15.000 pleitos con un equipo de cuatro personas»

Santiago, me gusta especialmente transmitir ese mensaje de que un caso de éxito muchas veces supone mucho esfuerzo en el que la abogacía tiene que remangarse…

Dos años de esfuerzo, a veces teniendo la sensación de no salir adelante, y sin embargo finalmente ha salido y muy bien. Hemos echado miles de horas pero el resultado ha merecido la pena.

Uno de los procesos más críticos es la migración que extra Matilda, que por otro lado es muy relevante (plazos, cantidades, vencimientos, juzgados…) a vuestra herramienta de gestión del despacho. ¿Cómo ha sido esta experiencia?

Esta ha sido una de nuestras grandes aportaciones en este proyecto, el proponer cómo se tenía que llevar a cabo este proceso de una manera flexible y replicable en diferentes entornos para diferentes clientes. Esto se abordó al final del proyecto y también lo consideramos un caso de éxito. Matilda tiene la suficiente flexibilidad como para que hayamos podido encontrar un sistema que le permite comunicarse prácticamente con cualquier aplicación tanto nuestra como de los clientes.

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