Tecnología legal, o una nueva forma de prestar servicios jurídicos

Hace unos días, José María Fernández Comas y yo pudimos reunirnos en la sede madrileña de Arriaga Asociados con Jesús María Ruiz de Arriaga Remírez, su fundador; con Pedro Sevilla, su director de Marketing y con los miembros de la legaltech EasyLeapp: Rafael Cueto, su fundador; Verónica Jiménez Fortes, general manager, y Adriana Caraballo, responsable de marketing. ¿Objetivo? Intercambiar impresiones a tres bandas (firma legal innovadora + legaltech + medio especializado) sobre digitalización, innovación y orientación al cliente en los despachos.

Es un hecho que cuando oímos hablar del innovador despacho Arriaga Asociados, especializado en Derecho del consumidor, nos preguntamos cuál es el secreto de su éxito y qué papel ha jugado la tecnología en él. Indubitadamente hay cuestiones que siguen formando parte de ese enigma y no pueden ser desveladas, pero si queremos saber más sobre cuál ha sido la incidencia de la tecnología en esta firma y cómo se ha implantado, hemos de conocer primero la historia que subyace al nacimiento de este despacho, lo cual pasa necesariamente por la historia de Jesús Mª Arriaga, su fundador, un hombre trabajador e inquieto (¡ostenta cuatro licenciaturas y ha cursado 13 másteres!) que no comenzó su trayectoria profesional como abogado: lo hizo como economista en el sector financiero, aunque su experiencia más larga fue trabajando durante veinte años para varias ONG’s como adjunto a gerente.

El hecho de que su actividad profesional no pasase por el ejercicio de la abogacía implicaba que no conocía las prácticas de los despachos en cuanto a tecnología y procesos. Esto permitió que en el momento de fundar Arriaga Asociados en 2011, la forma de proceder fuese completamente disruptiva, alejada del tradicionalismo que aún está latente en el sector legal en algunas ocasiones. Ocurre así en muchas otras situaciones de la vida, en las que el hecho de encontrarnos desligados permite que veamos la misma realidad desde un prisma diferente y favorezcamos el progreso y la innovación, a lo que comúnmente denominamos una ráfaga de aire fresco.

Así, en el modelo de negocio de Arriaga Asociados no existe una experiencia offline: son nativos digitales. En este punto, Jesús Mª Arriaga y Pedro Sevilla hablaban de la prestación de servicios legales haciendo el símil con una factoría desde el mejor sentido de la palabra, para referirse al proceso de calidad en la que cada departamento está especializado en una fase del servicio legal. A cada uno de estos departamentos se destinan todos los profesionales expertos y de tecnología idóneos, lo que conduce a una mínima tasa de error y un incremento de la eficiencia.

Desde mi punto de vista, como estudiante de Derecho y parte de la Generación Z, resulta estimulante ver cómo se van implantando estos modos de proceder, como el de Arriaga Asociados, tan innovadores en un mundo jurídico al que siempre se ha hecho referencia desde las universidades como “de corte tradicional”. Porque si bien a nosotros, como millennials, nos puede parecer algo evidente que las tecnologías son instrumentos y herramientas al servicio de nuestros objetivos, se trata de una realidad que ha ido avanzando lentamente en nuestro sector, debido a la incertidumbre en relación con los riesgos que supondría dejar en manos de la tecnología según qué asuntos o gestiones del despacho.

Es evidente que el mercado está premiando estas iniciativas disruptivas y diferenciadoras, lo cual se pone de manifiesto con el hecho de que la abogacía online es la que más contrata actualmente. En el caso de Arriaga Asociados, su nacimiento como entidad tecnológica lo coloca en cabeza de la línea de salida, lo que se traduce en una ventaja competitiva respecto de quienes están comenzando ahora con su transformación digital.

Pero, ¿de qué estamos hablando concretamente cuando nos referimos a la transformación digital de despachos? ¿Tienen los pequeños despachos de abogados imposibilidad para afrontar estos cambios? Arriaga Asociados constituye el claro ejemplo de que esta transformación no se refiere exclusivamente a las innovaciones tecnológicas más avanzadas, imposibles de asumir para pequeños bufetes o abogados independientes, sino que hace hincapié en la explotación de todo el potencial de las herramientas que tenemos al alcance. Esto implica que productos plenamente accesibles, como el teléfono, el correo electrónico, Microsoft Office o las impresoras y escáneres, utilizados al cien por cien de sus capacidades, son vías plenamente válidas e idóneas para afrontar las demandas que exige el cliente de la Era Digital; todo ello, sin olvidarnos de la importancia que en el ejercicio de la abogacía tienen las bases de datos jurídicas, los gestores documentales o las herramientas de automatización, análisis y revisión de contratos, que favorecen la eficacia y, sobre todo, la eficiencia en el trabajo.

En este sentido, se hace necesario abordar el hecho de que el modelo de negocio de la abogacía en general ha cambiado. Ahora el cliente se convierte en el eje vertebrador de todo el servicio y, en consecuencia, el proceso está pensado en ofrecernos no sólo el mejor servicio jurídico sino también el más cercano y cómodo, y para ello las tecnologías se erigen como el camino a seguir. Por ejemplo, una cuestión tan sencilla como puede ser que el cliente presente los documentos necesarios para abordar su caso supone que éste tenga que personarse en el despacho correspondiente y entregárselos a su abogado o abogada de confianza, invirtiendo un activo, todos estaremos de acuerdo, valiosísimo: el tiempo. Si este proceso se digitaliza, por ejemplo, a través de escáneres o plataformas legaltech securizadas, el cliente habrá ahorrado tiempo y esfuerzo, favoreciendo su fidelización y constituyéndose una mejora competitiva para ese bufete respecto de los demás.

Y es que resulta fundamental comprender que los despachos de abogados son en realidad empresas y, como tales, su actuación ha de estar orientada hacia el cliente. En este punto, fueron muy enriquecedoras las intervenciones de Rafael Cueto, Verónica Jiménez Fortes y Adriana Caraballo, de EasyLeapp, una legaltech que plantea un ambicioso y funcional objetivo: convertir un despacho en una empresa en el plazo de 21 días, que es el tiempo de implantación del software. Nos hablaban de una herramienta que favorece una visión de 360º de tu bufete, que te permita gestionarlo y avanzar en la formación de todos los abogados y abogadas que trabajen en él, haciendo hincapié en sus habilidades y destrezas para potenciarlas y ponerlas a disposición del trabajo en equipo.

Para concluir, y en respuesta a las preguntas que antes planteábamos, podemos afirmar categóricamente que la transformación digital de los despachos pasa necesariamente por la transformación de las mentalidades. Incorporar herramientas, software o productos legaltech puede valernos ahora, pero hay que ir más allá y preguntarnos:¿qué será lo próximo? Pues bien, lo próximo atraviesa inevitablemente lo tecnológico y para poder superar estos cambios debemos pensar en digital, porque sólo si comprendemos la funcionalidad de las herramientas que incorporamos podremos utilizarlas correctamente y sacarles todo el rendimiento posible, además de avanzar con ellas sin quedarnos a la espera de que otros lo hagan por nosotros.

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Isabel Moral Zamorano

Estudiante de Derecho y Criminología en URJC. Responsable de la sección Está Pasando en Derecho Práctico y Legaltech Trainee en Guía Legaltech.

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