Gestión de proyectos legales y tecnología

La implantación en los despachos del Legal Project Management sigue siendo lenta, pero inexorable. En un sector donde, según datos proporcionados en el Legal Management Forum 2015, sólo un 30% de los despachos gestiona su empresa de servicios jurídicos a través de un software especializado, se entiende que la práctica del LPM entre la abogacía sea menor ya que, posiblemente y entre otros factores, se desconozca el valor añadido que aporta.

No obstante, como quedó claro el mes pasado en la excelente mesa redonda que ESADE Law School dedicó al tema (por cierto, no contar con Anna Marra en la mesa de ponentes es como sentar a Cristiano Ronaldo en el banquillo en la final de la Eurocopa) el LPM propone estos beneficios:

  • Proporciona la predictibilidad que el cliente exige en el precio final
  • Ayuda en el hábito del better faster cheaper para ser más competitivo
  • Facilita el éxito en un elevado porcentaje de casos
  • Fomenta la comunicación entre cliente y despacho
  • Detecta problemas
  • Disecciona las acciones a realizar, selecciona profesionales y asigna tiempos para identificar la propuesta de valor al cliente así como el coste para el despacho

Eugenia Navarro, en este evento, identificó acertadamente los dos pilares sobre los cuales debe sustentarse esta estrategia de trabajo:

  • Modelo innovador en la facturación
  • Tecnología

En otras palabras, concretamente en las de Emilio Gude, el cliente quiere saber en todo momento dos cosas: qué hay de lo mío y cuánto me va a costar. A esas preocupaciones debe adaptarse el presupuesto (necesariamente la hoja de encargo debe estar a la altura de las exigencias del cliente) y una tecnología capaz de reforzar la confianza generada por el abogado.

El soporte tecnológico es fundamental en la implantación del LPM. En nuestro país es prácticamente imposible localizar una herramienta que gestione los proyectos legales con estos parámetros, como también lo es que ponga a disposición del despacho un CRM para su estrategia comercial. No basta con diseñar un time tracking que mida el tiempo vinculado a cada expediente, ni ofrecer un modulo de acceso a clientes, sino de darle un sentido estratégico a esas interesantes funcionalidades. Cierto es que ya se utiliza un idioma empresarial en algunos de esos productos, especialmente en los últimos en llegar al mercado. Por ejemplo, Suite Gestión de Lefebvre habla de ’control total y visión estratégica de tu negocio’, Quolaw insiste en conceptos como productividad y Legal Innovation enfatiza en la orientación al cliente, además de incluir un módulo CRM.

Similares características ofrecen las herramientas del entorno anglosajón, aunque en estos productos el idioma se adapta más al del abogado del siglo XXI, consciente de la apasionante reconversión que está sufriendo/disfrutando su profesión. Destacaría el clásico LexisNexis – Business of Law, mientras en Clio podemos leer algo tan estimulante como We explain what value pricing is and how exactly you can put a price on value—we even give you the equation to do it. We also go through the questions you should ask a client when trying to determine the value that they’re looking for and the pricing options that you can consider when figuring out alternative fee arrangements. APP4 Legal quizás se acerque un poco más a la filosofía del LPM cuando habla de Manage your Legal Projects. Add Notes, Expenses, Reminders and more. Build a Matter Workflow and Add Tasks Relate Documents and Contributors to the Legal Matter.

Por todo ello, creo que se abre una ventana de oportunidad para proyectos tecnológicos que quieran ayudar a los despachos a gestionar con eficiencia sus proyectos legales a través de herramientas que integren las funcionalidades del LPM a las ya existentes en los software de gestión legal actuales. Me refiero a una mayoría de despachos que no pueden permitirse invertir en una herramienta desarrollada ad hoc para gestionar legal projects como ocurre en el caso de los despachos anglosajones y algunos españoles (os invito a conocer un poco más la experiencia de Ceca Magán Abogados solicitando acceso a esta más que interesante webinar). Otra posibilidad es la de adaptar herramientas estándar como Microsoft Projects, pero, en todo caso, y en palabras de Anna Marra, hay un mercado interesante en software ágiles y predictivos. Creo que pronto propuestas como Cuatrecasas Acelera, Instituto de Innovación Legal o los Legal Hackaton que periódicamente se organizan alumbrarán herramientas eficientes e innovadoras para incrementar la competitividad de los abogados. Sólo hay un pero en este proceso: cuando un abogado implementa en su despacho esta cultura con un potente soporte tecnológico, no hay vuelta atrás: ni para el propio abogado, ni sobre todo para sus clientes. El trabajo bien hecho es adictivo.

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